0
  • No products in the cart.

  • Investigaciones

    Origen Feraz

    Recuento del viaje por los valles del río Donachuí desde Yosagaka hasta Nevadita
    Juan Sebastián Zapata Mujica & Daniela Rocha Jurado

    O
    map

    INTRODUCCIÓN

       A continuación se recoge, a medio camino entre informe y relato, la experiencia del viaje hecho en octubre y noviembre del 2020 por la ONG Origen Feraz, representada por Santiago Dussan y Juan Sebastián Zapata.

    Fuimos a la Sierra Nevada de Santa Marta por petición de las aldeas kogi de Nevadita, Pueblo Hernández y San Miguel; y de las aldeas ikʉ de Donachuí y Duarunguekʉn. Salvo la última, ubicada entre los ríos Guatapurí y Donachuí, todas las aldeas están ubicadas a lo largo del río Donachuí, desde tierra de clima templado hasta el páramo. El enlace se hizo a través del mamo Bernardo Torres y el acompañante durante todo el viaje fue Luis Alberto Torres, indígena ikʉ que comparte muchos rasgos psicoculturales con los buanchi (personas no indígenas).

    Para poder realizar el viaje, fue necesario hablar inicialmente con el mamo Bernardo Torres, en Duarunguekʉn y recibir el consejo sobre la forma adecuada para hablar con el resto de autoridades. Él tranzó los permisos espirituales correspondientes. Allí entregamos uno de cuatro álbumes de fotos de USEMI (Unión Seglar de Misioneros) recuperados gracias al trabajo adelantado con León Montoya.

     

    Teniendo los permisos correspondientes, iniciamos el viaje bajando hasta Kagarruta y hablamos con el profesor de Donachuí, el señor Rafael Zalabata. Si Luis Alberto es un indígena ikʉ con rasgos bunachi, Rafael es un bunachi con rasgos ikʉ. Dice ser ikʉ porque sus papás vivieron la vida del indígena de la misión capuchina. Entiende el ikʉn y es hermano de Leonor Zalabata.

    Él nos dio la bienvenida y fue quien decidió dónde dormiríamos en la aldea de Donachuí. Una vez allí, nos dirigimos a visitar al mamo Delfín Torres, pero él prefirió que fuéramos un par de días después para poder hablar por largo rato. Entonces fuimos a la kankurwa (edificación destinada a las actividades comunales) de mamo Donki, ahora administrada por mamo Adrián. Allí hicimos un largo trabajo tradicional en el mismo sitio que, según el mamo, se habían sentado las USEMI en la época de Donki. De vuelta a la aldea, Dussan le entregó el segundo álbum de fotos a Adrián.

    Donde Delfín empezamos a hacer una lista de necesidades, pero rápidamente Rafael Zalabata nos corrigió diciéndonos que no podía tratarse de “una lista de mercado donde todos iban pidiendo”. Por lo que se cambió la tarea a hacer una recolección de ideas sobre lo que se podía trabajar en el futuro. En esta recolección de ideas, se identificó que la salud, la educación y la situación económica son aspectos con los cuales nosotros, Origen Feraz, podríamos apoyar a las comunidades.

    Respecto a la salud, Delfín dijo que se podía trabajar para facilitar la recolección de aburos, materiales para trabajo tradicional. Se necesita, según él, gestionar un medio de transporte permanente para que los mamos puedan ir hasta las playas y recoger elementos tradicionales como zirichu, anku, mʉchuru, yo’sa, entre otros. Como se verá más adelante, estos elementos tradicionales hacen parte del concepto de salud propia de los indígenas serranos. Delfín fue insistente en que muchas veces los bunachi van a la Sierra a hacer promesas y nunca salen con nada.

    Después de visitar a Delfín, el cabildo de Donachuí nos atendió en la oficina del pueblo. Allí hablamos durante tres noches sin llegar a ningún acuerdo. Los kogi de Pueblo Hernández llevaban ya dos días reunidos esperándonos y debimos partir hacia allá con la intención de concretar algo en Donachuí a la vuelta.

    Salud

    Kogui

    O

    Para poder trabajar con sociedades cualitativamente diferentes a la moderna, es fundamental conocer y reconocer los conocimientos locales relacionada con cada propuesta que se vaya a realizar. Es por esto que en el presente texto se hace un constante contrapunteo entre los conceptos de salud indígena y moderno.

    Los kogi insistieron en que, para temas de salud, necesitaban dos tortugas galápago (Chelonoidis abingdonii) vivas, una hembra y una macho; plumas de cola de guacamaya (ara sp.) y plumas de cola de flamenco (phenicopterus). También nos enseñaron varios tipos de concha de mar y señalaron su importancia para lo que ellos mismos denominan en español “la salud propia”. La palma de iraca también se mencionó. La importancia de todos estos elementos fue demostrada mediante el tani. Danza que, para el mundo kogi, mantiene el equilibrio cósmico y garantiza los ciclos agrícolas, las buenas lluvias y los recorridos del sol, la luna y las estrellas. La salud propia, entonces, no es otra cosa que el correcto funcionamiento del mundo natural, ya que este es la fuente inmediata de vida social.

    Quisimos abordar el tema desde una visión más cercana a nuestro concepto de salud, y por esto, en la aldea kogi Pueblo Hernández, hablamos con la enfermera[1], una señora oriunda de Guatapurí.

     

     

    Ella nos mostró la precariedad del puesto de salud de la aldea kogi. Las ventanas no tienen vidrios y están cubiertas por pendones viejos de campañas políticas. No hay posibilidades de mantener una cadena de frío para transporte de vacunas o muestras de laboratorio. De su propio bolsillo, ella pagar el alquiler de los tachos que le provee el puesto de salud de Donachuí, más el servicio de transporte. Ella también pagar los anticonceptivos de los indígenas que voluntariamente los solicitan, así como cualquier medicamento necesario para una enfermedad que no sea “tratable” con los medicamentos suministrados por la IPS Dusakawi. Estos medicamentos son: acetaminofén jarabe, acetaminofén gota 500mg tableta para adulto, neomicina, gotas oftálmicas, suero fisiológico (dos frasquitos), sulfato ferroso, jarabe para niños, sulfadazina de plata (un solo tubo), calcio para las embarazadas, iofi para las embarazadas, ácido fólico para niños desnutridos, cápsula de vitamina A (la van a reemplazar por sobres de vitaminas enviados por el Ministerio de Salud).

    Si bien las autoridades kogi insisten en los elementos de la salud propia como las tortugas, el mismo mamo mayor de Nevadita y su esposa planifican con inyección trimensual. Esto evidencia que en el transcurso de la vida cotidiana “la salud moderna” también es una necesidad palpable.    Hay muchas complicaciones en adultos, y la enfermera reportó que existaen patologías asociadas a:

     

    • Problemas vaginales, que no se pueden tratar porque es prohibido que una mujer ausculte los genitales de otra mujer.
    • Disentería
    • Diarrea
    • Tuberculosis
    • Neumonía
    • Parkinson en ancianos. La enfermera afirma que deberían estar en tratamiento mediante la IPS, pero en la IPS han sido negligentes.
    • Hongos en la piel.
    • Los calambres también aquejan a los adultos y son considerados un factor de riesgo muy alto.
    • Anemia (adultos y mujeres adolescentes)

     

    De acuerdo al historial clínico de Pueblo Hernández, en la primera infancia, lo que más afecta a los niños es:

     

    • Desnutrición (la enfermedad más grave y común). De allí se desprenden múltiples problemas.
    • Tosferina
    • Anemia
    • Neumonía
    • Escabiosis
    • Infecciones ocasionadas por estas erupciones cutáneas que conducen al deceso
    • “Sapitos en la lengua” la boca y la lengua se llenan de burbujas blancas. El niño muere por no poder comer ni tomar bebidas. Los papás no saben cómo tratar esa enfermedad.
    • La enfermera reporta que no hay cómo tratarla.
    • Vómito. La enfermera reporta que no hay cómo tratarla.
    • Hay niños que mueren porque no hay cómo tratar una quemadura grave. Los tubitos de sulfadazina de plata había que repartirlos “mágicamente” entre los distintos pacientes.

     

     

    • Deja sin pelo a los niños y esto es un estigma social muy grave, además de las posibles infecciones y cicatrices.
    • Además de la escabiosis, la enfermera reporta otras patologías dermatológicas. La piel se llena de puntos negros de manera incontrolable.
    • Dolor de estómago.
    • Gripas mal tratadas. No hay tratamientos para la expulsión de flema. Una gripa que no termina se encadena con otra gripa nueva. Lleva al deceso a los niños por deterioro pulmonar.

    Además de lo mencionado, recogemos la experiencia de USEMI y añadimos que la alimentación para hacer el tránsito de orientación por teta al consumo de alimentos sólidos es un reto que muchas veces pone en riesgo la vida del niño. Se sugiere trabajar en el diseño de papillas y bebidas producidas con alimentos autóctonos para aliviar esta situación.

    También hay casos de malformación congénita que son socialmente imposibles de tratar, conduciendo al abandono paulatino del niño. No hay día que la enfermera no reciba pacientes que llegan con la intención de pasar la noche en el puesto de salud y recibir medicamentos. Cuando ella se ausenta, es normal que reciba visitas y mensajes de los kogi preguntándole por qué no ha vuelto.

    Aparte de las precarias condiciones de salud de la comunidad, las condiciones laborales del personal de salud son muy preocupantes. La enfermera nos informó que tiene que hacer fuertes recorridos sola, por montes donde es de amplio conocimiento la presencia de grandes felinos, culebras venenosas e incluso, según los locales, aparatos, o presencias sobrenaturales que, más allá de su existencia comprobable, son un peso emocional constante para quien transita estas trochas creyendo férreamente que los hay.

    [1] De profesión, ella es auxiliar de enfermería, pero es la única al frente de toda la situación.

    Fotografía 1 Aldea de Pueblo Hernández. La edificación de techo de zinc y paredes amarillas es la escuela. La edificación de tejado de zinc y pared blanca es el puesto de salud. 2020.

    Actualmente en Pueblo Hernández hay un puesto de salud y una camilla vieja, sin panel solar para cargar la batería del celular o para pensar en la instalación de una nevera que permita garantizar la cadena de frío y el mantenimiento de antídotos para mordedura de serpiente, transporte de vacunas o conservación de muestras de laboratorio. No hay un lugar adecuado para

    que la enfermera pernocte. Ella du en una troja hechiza y poner su comida en el suelo, a merced de las ratas que constantemente mordisquean su comida, así como los archivos con historial médico, planillas y demás. Recientemente la puerta del puesto de salud fue hurtada.

    En San Miguel no hay puesto de salud. La enfermera tiene que buscar albergue en casa de algún indígena que la acepte. La atención a los pacientes es en el piso. Si en Pueblo Hernández la situación de “la salud moderna” es en extremo precaria, en San Miguel hay que afinar los sentidos de la observación etnográfica para tratar de captar algún tipo de situación en torno a este tipo de salud.

    En Nevadita no hay puesto de salud y los indígenas no quieren que lo haya. Ese es un espacio exclusivo para la salud propia.

     

    Educación

    Kogi

    O

    Al igual que la salud propia, los kogi conciben una “educación propia”, que es la que le imparten a los mamos en las kankurwas y particularmente en el páramo de Makotama. El proceso de socialización, en que los niños aprenden a comer, a caminar, a hablar y a ser adultos competentes para la sociedad no es concebido por los kogi como parte de esa educación propia.

    Según nos enteramos, los kogi quieren que sus hijos tengan acceso a la educación secundaria para que luego se hagan antropólogos, lingüistas, tesoreros y fiscales. Estas son profesiones y habilidades que los indígenas han percibido como altamente útiles y de interés de acuerdo a las relaciones que tienen con el mundo moderno.

    Debido a la premura del tiempo, no pudimos visitar la aldea de San Miguel, pero tenemos conocimiento de que allí no hay escuela. La orden es que los niños de San Miguel bajen hasta Maruámake y se internen allá. Pero Jate Félix, la autoridad de esta aldea, no acepta esta condición porque los niños deben cruzar dos veces el río Mamangueka y es muy peligroso, pues no hay tarabita (puente) ni medio alguno para atravesarlo. La opción de internar a los niños en Maruámake tampoco es aceptada. Hay doce niños en San Miguel esperando un maestro para la aldea, esa es la exigencia.

    En Pueblo Hernández hay un edificio construido por los profesores formados por USEMI. Allí van los niños hasta 3º de primaria. Los niños de 4º y 5º de primaria van a Maruámake al internado.

    Mientras estuvimos en Pueblo Hernández,  un grupo de niños asistió todos los días a la escuela, pero sólo un día llegó el profesor desde Maruámake. Según informan, la periodicidad de la visita del profesor es demasiado irregular. Los días que no hubo profesor, los niños sacaban los libros y trataban de trabajarlos entre ellos. Se trataba de libros para aprender a escribir y leer en español.

    El colegio tiene unos pupitres, algunos libros viejos y cuadernos muy maltratados. Tampoco cuentan con panel solar.

    Otros aspectos

    Kogui

    O

    En diálogo también propusimos el fortalecimiento de la sociedad a través de un proceso de economía comunitaria encabezado por los mamos.

    Se habló de la importancia de capacitar a los comisarios en temas relacionados con la autoridad política.

    Se propuso reactivar la tienda de la aldea de Pueblo Hernández.

    Hacer un horno, basado en los fogones de trapiche, para hacer pan.

    Iku

    O

    Tanto de ida a territorio kogi, como de vuelta, recibimos solicitudes de visitar la aldea ikʉ de Sogrome. Por rivalidad con la aldea de Donachuí, las autoridades de esta última nos pidieron formalmente no pasar por allí.

    Algunos indígenas de Sogrome hicieron videos mandándonos saludos, informándonos de la situación y pidiéndonos que fuéramos. Pese a que no visitamos la aldea, sí estuvimos de paso, pues es obligatorio para subir hacia Nevadita a través del bosque de Sacaracungüe. De todas las aldeas a lo largo del río Donachuí, Sogrome es la más vistosa, la mayoría de sus construcciones son de material moderno. Tienen grandes paneles solares, desde allí funciona la empresa privada de Amas café de Ruperto Chaparro Villafañe y, en fin, la historia de esta aldea se remonta a Duane Villafañe, un hombre adinerado con una mentalidad muy diferente a la de los ikʉ promedio, pese a que él mismo se autodenominaba como tal. Se recomienda revisar Los ika. Notas etnográficas de 1946 – 1966 de Reichel-Dolmatoff para comprender un poco mejor quien era Duane y por qué la aldea de Sogrome es lo que es.

    Salud

    Iku

    O

    Como se mencionó en la introducción, mamo Delfín dio algunas pinceladas de lo que es la salud propia para los ikʉ: necesitan garantías físicas para la obtención suficiente de materiales del mar. A diferencia de los kogi, los ikʉ ya no bailan las danzas del tani, aunque es fresco el recuerdo sobre cómo los abuelos sí lo bailaban en conjunto con los kogi.

    Sobre la salud moderna, podemos decir que en Donachuí el puesto de salud ikʉ funciona bastante bien en comparación con el puesto de Pueblo Hernández. Tanto así que a veces los ikʉ ofrecen servicios a los kogi a cambio de dinero. La mayoría de los kogi no sabe diferenciar el valor de las monedas o billetes. No saben matemática básica y, de no ser por esta situación, están completamente por fuera del sistema económico capitalista.

    Debido a la precariedad del puesto de salud allá, muchas veces los kogi bajan directamente a Donachuí. Esto quiere decir que la dependencia kogi es tal, que el sistema de salud moderna ikʉ debe soportar y amortiguar la precariedad y la corrupción del sistema de salud moderna kogi.

    En el tejado del puesto de salud de Donachuí anidan murciélagos y entre los colchones arrumados se observan excreciones de ratón.

    En Donachuí había un panel solar grande pero, al momento de nuestra visita, estaba dañado. Parece que hay un pequeño panel que garantiza la cadena de frío.

    Quizás el tema más preocupante en el puesto de salud de Donachuí es el desorden con los documentos, a saber: historias clínicas, manuales de promoción y prevención, carnetización, entre otros.

    En Donachuí tampoco hay antídoto para mordedura de serpiente.

    Los indígenas ikʉ saben muy bien que la desnutrición, la violación sexual a infantes y adolescentes y el maltrato físico exacerbado dejan secuelas físicas evaluables por la medicina moderna y sancionadas por la legislación colombiana. Muchas veces estos casos, que ocurren con frecuencia, son obviados por miedo a que la situación se escale. El paciente-víctima acarrea con las consecuencias. El miedo al castigo prima sobre la posibilidad de la atención oportuna.

    En Duarunguekʉn aún no se termina de consolidar la nueva aldea. Con las donaciones recolectadas por Origen Feraz se cubrió la alimentación de los integrantes de la comunidad que trabajaron para erigir la infraestructura del puesto de salud, que ya está terminada. Hace falta que entre en funcionamiento el pueblo, que haya un enfermero permanente, que se pueda garantizar la cadena de frío y que se disponga de un lugar para que el paciente pase la noche allí si así lo requiere. Actualmente, el enfermero de Aruámake pasa una noche cada treinta días allí. Él decide si durante su visita vacunará niños, atenderá problemas dentales o valorará procesos de crecimiento en infantes. Es un servicio bastante irregular y arbitrario. Carece de método.

    De lo observado durante los años en que se ha trabajado con los ikʉ, las enfermedades más comunes son:

    Niños de 5 a 6 meses mueren con facilidad. Llegan temblando y el enfermero no logra hacer nada.

     

    En niños:

    • Diarrea
    • Amebiasis
    • Gripa (actualmente hay desconfianza por posibilidad de covid-19 se solicitan pruebas inmediatas para descartar o confirmar.)
    • Tosferina
    • Desnutrición
    • Dientes podridos

     

    En adolescentes:

    • Embarazo (trae problemas familiares, suicidio, aborto clandestino)
    • Fracturas
    • Anemia en mujeres adolescentes
    • Tétano

     

    Adulto:

    • Tosferina
    • Gastritis y ulceraciones gástricas
    • Disentería
    • Parkinson
    • Tuberculosis
    • Obesidad en mujeres
    • Mala vejez
    • Caries
    • Aborto involuntario en mujeres

     

    Enfermedades como la diarrea, la gripa y la mayoría de afecciones respiratorias y gastrointestinales se pueden solucionar con introducción de nuevas prácticas como usar abrigo para dormir, evitar mojarse y acostarse mojado. Definir lugares para excretar, usar llaves para el agua, proteger radicalmente los arroyos y nacederos que abastecen a los hogares. Las enfermedades dermatológicas también ocurren, pero en comparación con los kogi, son de una magnitud mucho menor.

    Educación

    Iku

    O

    La escuela de Donachuí, igualmente, es muy superior a la escuela de Pueblo Hernández. Hay cuatro docentes que trabajan de manera permanente allí. Uno de ellos, como se mencionaba, es Rafael Zalabata. Él sugirió que algo muy importante sería tener una fotocopiadora para poder reproducir el material pedagógico. Para esto se necesitaría, como mínimo, un buen panel solar. Una visita técnica tomaría, por poco, tres días en caso de que la hipotética fotocopiadora lo requiriese.

    En Duarunguekʉn se necesita todo: desde docente hasta material pedagógico. Lo único que hay es niños y sus padres con la urgencia de acceder a la educación primaria formal.

    Tanto en Donachuí como en Duarunguekʉn, así como en Pueblo Hernández y San Miguel solicitaron material pedagógico de USEMI reeditado y actualizado.

    ORIGENFERAZ TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS